Todos hemos visto de cerca un cartel, pegados en los postes o en alguna pared con diseños muy llamativos tratando de cautivarnos y captar nuestra atención cuando menos por algunos escasos segundos. Existen algunos que en tema de diseño y calidad de imagen son tan hermosos que hasta pena da saber que al estar en la intemperie el agua, el sol, el calor y demás factores harán que poco a poco se deteriore y esa pieza de arte deje de existir.
El cartel es un impreso o manuscrito que se pone en un lugar visible para anunciar o indicar algo. Es muy útil a la hora de transmitir una idea de forma gráfica pues permite liberar el potencial creativo del artista al diseñarlo.
Los inicios del Cartel.
Nace para avisar, informar o anunciar a la sociedad en el siglo XV y estamos hablando de una época en la que no existía el celular, la tablet, el internet y todavía no se habían creado muchas formas de comunicación con las que coexistimos actualmente en nuestro día a día.
Imaginemos que vivimos en el año 1490 y queremos dar a conocer una idea, vaya, queremos que se haga viral y que todo el mundo sepa nuestro pensar; pero la imprenta (creada en 1440), es un invento reciente, es demasiado cara y sólo unos cuantos pueden costear el lujo de imprimir lo que quieren transmitir a otros. Entonces, ¿qué haces?, ¿cómo te la ingeniarías para poder lograr lo mismo pero sin dinero?. De seguro pensaste lo mismo que yo: ¡pues lo escribo yo mismo!, ¡Quédense con su cochina imprenta, ni quién los necesite!. Perfecto, pero nos enfrentamos a que en ese tiempo la educación básica y la alfabetización no eran tan populares como lo son hoy en día que hasta un niño de 7 años sabe ya leer y escribir. Y es probable que también sólo los nobles y uno que otro erudito plebeyo supiera hacerlo. Entonces la solución es dibujarlo y buscar a alguien que lo escriba por mí. ¡Listo!, así es como surgen los primeros carteles. Genial, ¿cierto?.
A decir verdad, los primeros carteles carecían de ilustraciones y sólo contenían textos, aunque es bien sabido que los primeros intentos de carteles eran meros dibujos pues, como mencioné anteriormente, muy pocas personas sabían escribir o tenían acceso a la imprenta. Después los carteles eran impresos con letras solamente. Posteriormente comenzaron a ser ilustrados con la técnica del grabado, lo que hacía compleja y difícil su producción, ya que se necesitaba el trabajo conjunto de varios especialistas en su campo para lograr producir uno. ¡Qué embrollo!, ¿verdad?. Sí, antes todo debía hacerse a mano y era muy difícil hacer algo de calidad aceptable siquiera, pero en todos estos años hemos mejorado bastante y míranos ahora, todos podemos realizar uno con materiales que tenemos en nuestra casa. ¡Fascinante!.
La era moderna del Cartel.
Surge a partir de la invención de la litografía y tal vez te estés preguntando así como yo lo hice en su momento; Robert pero, ¿y qué es la litografía?. Y yo te diré que me esperes tantito porque a eso voy: la litografía es una técnica de impresión que consiste en trazar un dibujo, un texto o una fotografía en una piedra calcárea o una plancha metálica; esta permite al artista dibujar directamente sobre la piedra pulimentada con el fin de imprimir cuantas copias se deseen de ese original. Vaya, que estamos igual que al principio porque no entendimos nada jajajaja. Entonces voy a explicártelo como me gusta hacerlo:
Vamos a utilizar una piedra caliza pulimentada sobre la que vamos a dibujar nuestra imagen y tiene que estar invertida, entonces la dibujamos con un pincel o lápiz pero este tiene que ser de tinta grasa o materia grasosa. Al finalizar nuestro dibujo vamos a mojar la piedra con agua, debido a que el agua y la grasa no se mezclan el dibujo permanecerá en su lugar y al juntar la piedra con nuestra hoja de papel o fibra en la que necesitamos imprimir, sólo la tinta grasosa se impregnará en la misma. ¡Y listo!, tenemos nuestro cartel impreso con litografía terminado para irlo a pegar en un poste o pared y esperar a que todo el mundo lo vea.
En esta época los carteles tomaron gran relevancia en el día a día de las personas, eran producidos en masa y al mismo tiempo surgieron grandes exponentes creativos que se hicieron famosos por sus diseños. Uno de los mejores diseñadores de carteles de la época y de la historia fue el maestro Jules Chéret quien fuera nacido en París, Francia en una familia de artesanos con escaso poder pero creativos, la carencia económica provocó que Jules tuviera una educación muy limitada. Es entonces que a los trece años de edad comienza a aprender el arte de la litografía y su interés por la pintura lo lleva a tomar un curso de arte en la École Nationale de Dessin.
Chéret estudió las técnicas de varios artistas, antiguos y modernos, visitando los museos de París. Algunas de sus pinturas lograron darle cierto respeto, sin embargo pronto descubrió que crear los carteles de anuncios le permitiría pagar sus cuentas y es ahí cuando surge su dedicación y por lo cuál es tan recordado el día de hoy. Se le atribuye la creación del cartel bíbido para los cabarets, teatros de variedades y los teatros como Eldorado, el Paris Olympia, el Folies Bergére, el Teatro de la Ópera, el Alcazar d'Ete y el mítico Moulin Rouge.
Debido a la gran demanda, amplió su negocio para proporcionar los anuncios para las representaciones de compañías itinerantes, festivales municipales y luego para las bebidas y licores, perfumes, jabones, cosméticos y productos farmacéuticos. Eventualmente (debido a que era tan bueno en lo que hacía y gracias a la experiencia que fue consiguiendo con el tiempo) se convertiría en una importante fuerza de publicidad, sumando a las compañías de ferrocarriles y un buen número de negocios de fabricación a su lista de clientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario